Hay sensaciones que me hacen sentir un poco más integrado en esta parroquia, y una de ellas es celebrar en la Comunidad de Ntra. Sra. De los Dolores. La misa es sencilla, la capilla es pequeña y hay un ambiente muy familiar. Un niño de unos 4 años vino a pedirme que lo bautizara, y estuvo toda la misa junto a mí, repitiendo todos los gestos que hacían los acólitos. No se le veía, porque no llegaba a la altura del altar, pero yo estuve todo el tiempo aguantando la risa al ver a aquel renacuajo con tanta seriedad. Le pedí a los acólitos que le trajesen una silla y le faltaba «medio metro» para llegar al suelo.
Por la tarde, regresé a la
misma comunidad porque teníamos formación de acólitos allí. Me encanta verlos
con tanta responsabilidad, con sus libretas, prestando atención e intentando
responder a las preguntas que les hacía Artur. Allí me volví a encontrar con mi
amigo y su amiguita, que no se despegaban de mí en la capilla. Los dos quieren
que les dé un alba para ser acólitos, y creo que así lo haré, porque son dos
angelitos muy simpáticos. Ella tiene una sonrisa de esas que saltan del
corazón.

2 comentarios:
Hola
Hermoso tu apostolado, Dios te ama
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