Missão,
segunda-feira 17 de Setembro de 2012
Las Hermanas se van para Maputo y me quedo
con Themba. Un angelito. Lo tengo que llevar a todas partes conmigo, pero se me
escapa a cada instante. Cuando estábamos en el almacén, para ver la cuestión
del material y del equipamiento con Custódio, desapareció y luego lo encontré
cagando en medio de la carretera como tal cosa. Luego se fue a jugar con unos
niños porque encontró un sacho para trabajar la tierra.
Lo
miro y pienso el día que lo conocí a espaldas de su madre camino de Vahla. Ella
murió poco tiempo después. Creo que vino para salvar a bebé y dejarlo con su
madre. De su padre nunca se supo nada. Ella ahora intercede por su hijito, y
tan amada de Dios, que Themba después de muchos sufrimientos ha encontrado un
hogar.
Inkomu!
Ahora duerme el angelito. Tan cansado está que con sólo decirle “A dormir”, se
acostó y ya está roncando y soñando con su mamá que cuida sus sueños. De niño
rezaba con mi madre en mi cuna: “Cuatro angelitos tiene mi cama, cuatro
angelitos que me acompañan, con Dios me acuesto, con Dios me ‘alevanto’, con la
Virgen María y el Espíritu Santo”. Hoy me acompaña un angelito negro, y siempre
pensé que eran todos blancos…
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