miércoles, 22 de octubre de 2008

Miércoles 14 y Jueves 15 de Mayo de 2008

Munhava, quarta-feira 14 de Maio de 2008

Noticia: “Detienen a un mecánico que se hizo pasar por médico ginecólogo y que estaba trabajando hace varios años en el Hospital Central de Maputo” Con los ojos cuadrados asistí a esta noticia. No sólo trabajaba en el Hospital más importante de Maputo y del país, sino también en otro privado. No fue descubierto por una inspección de trabajo, sino por una señora que debió reconocerlo. El Director del Hospital Central se excusa diciendo que “no puede conocer a todos sus trabajadores”, y el Ministro de Sanidad dice que “de momento no tiene pruebas, y que no puede hablar de lo que no sabe”. ¿Es surrealismo o estoy soñando?
Cuando desperté del sueño me dieron otra cachetada. El diácono Abilio, me preguntó: “Pero, ¿hacía bien su trabajo? Porque si llevaba trabajando varios años…” Salté en cólera, porque él hablaba en serio, y le respondí: “Claro que hacía bien su trabajo, sobretodo los cambios de aceite y los arreglos en la caja de cambios”. Se me quedó mirando como diciendo “este debe estar loco”. Ante su cara de sorpresa por no entender mi ironía, le dije: “Cómo va a hacer bien el trabajo de ginecólogo un mecánico?” Pero creo que no lo llegué a convencer.
Parece ser que hay toda una trama de corrupción de falsificación de documentos, de recetas y de robo de material clínico y farmacéutico, en la cual están involucradas un grupo de personas del sector.
Ay Señor!, aquí pasan unas cosas extrañas, y no me refiero a que un señor se haga pasar por médico, sino a que un diácono justifique con naturalidad esta práctica fraudulenta, y que pone en riesgo la vida de las personas. Danos un poco de juicio, de sentido común, que como dice mi amigo Domingo Valenciano: “es el menos común de los sentidos”.


Munhava, quinta-feira 15 de Maio de 2008

A lo lejos se oían cantos de victoria, aclamaciones y fiesta, palmas y alegría. Para quien no supiese que Doña Teresa Joaquim Dias había muerto, pensaría que era el día de fiesta de San Carlos Luanga.
La traían todas las “legionarias de María”, cantando y bailando desde su casa hasta la iglesia. La capilla está a medio hacer desde hace años: sin techo, con el suelo de tierra, sin puertas, ni bancos, ni altar; sólo cuatro paredes y el calor y la fe de aquella comunidad.
Pusieron unas estacas con dos lonas para hacer sombra al altar improvisado y al ataúd de Teresa. Estábamos juntos, Teresa y yo, a unos escasos centímetros, para aprovechar la sombra. Así que vi porque el cajón era tan negro: es una tela clavada con tachas, al igual que la cenefa blanca.
Pusieron unos sacos de plástico en el suelo para Dña. Teresa y para mí. La familia se sentó en el suelo sobre los sacos, y la gente en el suelo raso. A mi me pusieron una silla. También había otras sillas, aunque algo peligrosas: a una le faltaba una pata y le habían amarrado un trozo de caña de bambú. El féretro lo pusieron sobre una mesa de cocina de formica más alta que el altar.
Las legionarias no paraban de cantar. Cuando llegó el momento de la aspersión del agua, destaparon el féretro: estaba envuelto en capulanas, y comenzaron a bailar a su alrededor un grupo de legionarias rociando con unos frascos de perfume a Doña Teresea, porque el olor es muy penetrante, ya que el cuerpo con tanto calor no resiste mucho. Ellas con mucho arte bailaban y la rociaban de perfumes, antes de la aspersión del agua.
Después fue el momento de los mensajes de condolencia y posteriormente la despedida, que también es un baile alrededor de ella, con una inclinación a modo de saludo de despedida. Después de la bendición final, cerraron el ataúd y salieron las legionarias llevando a su compañera con la misma alegría que la trajeron a la Iglesia.
Subieron en los camiones y continuaron cantando. El camión en el que iba el cuerpo de Teresa estaba lleno de gente, llevaban la cruz (dos trozos de madera entrecruzados) y no paraban de cantar dando gracias a Dios por su hermana.

Es difícil para mí decir que fue un día feliz, aunque cada día estoy más convencido de que Tú debes hacer una fiesta parecida cuando tocamos a tu puerta. Teresa falleció el mismo día de su cumpleaños: Tú le has regalado una gran fiesta de cumpleaños, Tú que le diste la vida para amar, ahora le das una Nueva Vida en el Amor.

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