sábado, 25 de octubre de 2014

Me quedé sin palabras al ver su pie




Mavungwana, sexta-feira 03 de Outubro de 2014

                Si pudiese escribir todo lo vivido en este día tendría que quedarme de vigilia. Me dispongo a relatar sólo algunos hechos más significativos. El primero fue la visita a vovó Thintasse. Su sonrisa y sus bromas parecían alejar el dolor de la herida abierta en su pie. Estos días le han salido bichitos de la herida. Pasamos por su casa para hacerle una cura con yodo y jabón. Me quedé sin palabras al ver su pie. Ya lo había visto anteriormente, pasé una vez con Rodrigo hace exactamente un año. Así que me puse manos a la obra para mandarle fotos a D. Pedro Valerón. ¡Éxito! Me respondió con un tratamiento casi inmediatamente: barritas de nitrato de plata, así que las buscaré en Maputo. Fue un momento bonito porque estábamos acompañando un grupo de unas 10 personas mientras le hacían la cura, y seguidamente cuando rezamos.

                Salimos en dirección a Mavungwana, Albino Chambule y yo. Llegamos nos acomodamos en el Puesto de Salud y salimos para hacer las visitas a las familias. En primer lugar, fuimos a los más cercanos y finalmente a los más alejados. Es decir, comenzamos por la casa de los viejitos Celeste y Elface, y acabamos en casa de vovó Carlota. Cada visita es única, y en todas se aprende algo. Un aire de tristeza me embargó cuando pregunté por aquella joven madre cuya niña falleció en nuestro coche. Ella también hace un año que perdió la vida. Ahora las imagino juntas, madre e hija, como siempre las vi tan unidas. ¡Qué duro es este Mozambique! ¡Cuánto dolor escondido!

Luego por la tarde-noche visitamos las 3 familias que nos faltaban entre ellas la casa de Dª Mónica, Dª Celeste y el Sr. Mukhonto. Aunque antes estuvimos cogiendo agua en la fuente porque traje muy poca de casa. En casa del Sr. Mukhonto, Albino se puso a hablar de política para hacer tiempo porque quería que lo invitasen a cenar, así que me tocó aguantar la espera hasta anochecer. Para mi alegría la cena fue xima con judías, pero al profesor Albino le supo a poco porque no comió judías. Cuando llegamos al Puesto de Salud me pregunta: “¿El sr. Padre no va a cenar otra vez?...” Y se sentó a cenar como si no hubiese comido nada en todo el día.



                Ni bongile! En la oscuridad fría de esta noche te escribo feliz. Siempre pensé que la misión era más parecido a esto que a trabajar en un despacho. Cada día la vida me presenta retos nuevos que me ayudan a intentar superarme. Tú estás siempre espabilándonos para que no nos quedemos dormidos en los laureles, ni siquiera los de la misión, e incluso pones medios a nuestro alcance para que vovó Thintasse pueda vivir con más salud sus últimos años.

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